Desvelos e interrogantes


Dionisia Portes y José Hoys Mallorca juegan a las escondidas con nuestros días desde hace tres meses, cuando nos deslumbró la obstinación con que cumplían sus rutinas en el ojo del huracán.


Nos preguntamos el porqué un historiador tropieza con un legajo y no con otro. Porqué desecha éste y se fascina con aquél.


¿Será que nos eligen para recrear la historia de sus vidas? ¿Seremos las adecuadas para salvar la distancia entre el frío expediente y, esa realidad suya del día a día, que se les volvió una carátula?


José y Dionisia nos miran confiados a través de los casi 110 años transcurridos. Nosotras los vemos menos seguras, con la angustia de quien busca y choca con las absurdas realidades administrativas que se empeñan en mantenerlos silenciados.


Así es nuestro oficio, en ocasiones una gloria, otras un chicle amargo, siempre una aventura.



“El silbato agudo del ferrocarril a vapor, con su nube de humo eleva los deseos de Dionisia de verse hermosa; una dama en el traje hecho por sus manos de costurera; sus anhelos de ser una señora mientras pasea del brazo de José por los atestados cafés de la París de América.


Está muy lejos de Sevilla, es igual, apenas la recuerda. Acá, el marcha al paso señorial de los caballeros, todos con sus bastones, sus sombreros, sus camisas níveas, una de las que él corta con perfección.


Salidas nocturnas, reglas rotas, juegos prohibidos, mientras se impregnan los oídos con el toc-toc parejo de los cascos de los caballos que tiran del tranvía y, los acordes del tango en lo de Hansen.”




©Ana di Cesare y Alejandra Sotelo