La Plaza 1 de Mayo

12 de marzo de 2008




Esa, ubicada entre las calles Pasco, Pichincha, Alsina e Hipólito Irigoyen, tiene unos secretos, disimulados por el paso del tiempo y los juegos infantiles.

Antes de ser una plaza sin otra particularidad que no abarcar la totalidad de la manzana en que se emplaza, fue el segundo cementerio de disidentes, y allí estuvieron los restos de la esposa del Almirante Guillermo Brown.

La historia comienza cuando en 1833, los protestantes buscando tener otro enterratorio, porque el primero próximo al Socorro, estaba inoperante, compran la chacra de De La Serna y, oficialmente termina cuando en 1869, se clausura.

Pero en realidad la última inhumación es de 1892, o sea 23 años después de las disposiciones oficiales. La Municipalidad quería transformarlo en una plaza e insiste varias veces en comprarlo entre 1901 y 1921, en que por fin, llega a un acuerdo con la Corporación de Disidentes.

En 1923, se da por terminado el traslado de los restos. Pero no de todos, porque a los que no fueron reclamados se los dejó descansando en su destino primero. Entre ellos, posiblemente, los de Elisa Chitti de Brown, que se extraviaron. Una placa recuerda ese singular hecho.




Así, la pequeña placita, que alza sus árboles a un cielo distante, entre tanto cemento, cambió sus aires de dolor y pérdida por las risas de los chicos y salió ganando.






© Ana María di Cesare
© Galaxia Porteña

Resumen de artículo: Revista Galaxia Porteña, Año 2, Nro 20, Diciembre de 2006

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